jueves, 15 de octubre de 2009

Yoga para niños/Inglés en movimiento



Estoy muy contenta de impartir mi curso de “Inglés en movimiento” por sexto año en un colegio de primaria de Sitges. Este año tendré cuatro clases y treinta y ocho alumnos de entre cuatro y siete años de edad. “Inglés en movimiento” es un programa que creé durante los cinco años en que trabajé en una escuela bilingüe de preescolar de California. Enseño inglés a través del yoga, canciones, danza y juegos. Para mayor información sobre el curso, pueden visitar mi página web: http://www.galeon.com/eweissbuch/ninos.htm La enseñanza del yoga me resulta muy gratificante. Éste es un artículo que escribí sobre el tema:
Jugar, comer, ir a la escuela… La vida de un niño parece sencilla, pero aun así el yoga puede contribuir a mejorar su calidad. ¿Por qué? Simplemente porque los niños actuales exhiben numerosos síntomas de estrés. ¿Puede haber algo mejor que el yoga para ayudarles a reducirlo? Una clase de yoga infantil es muy diferente a una clase para adultos. Aunque no se trate de que un niño tenga que elevar su energía kundalini o librarse del estrés de una semana de trabajo, los pequeños también se enfrentan a factores de estrés y se les puede ayudar con técnicas de concienciación y relajación. Aunque de entrada un niño pueda decir “hago gimnasia” o “juego al fútbol”, si supiera hasta qué punto el yoga puede ayudarle en todo aquello que hace (incluidos los deportes), tal vez tendría más ganas de “estudiar” yoga.

¿En qué se diferencia el yoga para niños del de adultos? Pues en que jugamos, bailamos... Trabajamos la coordinación a través de juegos y ejercicios especiales. Usamos ambos hemisferios del cerebro, creando y activando sinapsis que nos permiten aprender y mejorar nuestras habilidades y la coordinación física. Cuando trabajo con adultos, también incorporo a las clases lo que aprendo del trabajo con niños porque, independientemente de la edad que tengamos, todos aprendemos y recordamos mejor cuando nos divertimos. El yoga proporciona a los niños herramientas para tener más conciencia de sí mismos y gozar de mayor salud física y mental. En clase, imitamos animales, inventamos historias, vivimos aventuras a partir de las posturas de animales que adoptamos, cantamos y acompañamos con mantras nuestros juegos de movimiento. También aprendemos a usar los mudras (posturas de manos y dedos) que nos ayudan en situaciones fuera de clase. En todas estas actividades, aprendemos a respirar usando toda nuestra capacidad pulmonar, a reflexionar antes de actuar y a calmarnos y relajarnos cuando nos cuesta dormir. Aprendemos sobre los patrones de movimiento que mantenemos en el cuerpo, cómo afectan a nuestra conducta y cómo podemos cambiar aquellos que nos limitan. Descubrimos que la disciplina puede ser divertida y aprendemos trucos que nos sirven para entretenernos durante largos viajes sin que los padres tengan que estar pendientes de nosotros todo el tiempo.

Tuve mis primeras experiencias enseñando yoga a niños cuando trabajaba como profesora de preescolar en una escuela de California. Cada día empezábamos con ejercicios que nos ayudaban a despertarnos y a “poner en marcha el cerebro”. En esa misma escuela ideé un taller de 15 minutos llamado “Yoga para exámenes”, para alumnos desde preescolar hasta 6º grado, como preparación para los arduos exámenes oficiales, de horas de duración. Enseñar a los alumnos a tener conciencia de su postura, de la respiración y de la tensión que mantienen en el cuerpo al escribir (mayormente en los dedos y la mandíbula) les ayuda a relajarse y ser más eficaces en sus procesos mentales.
Más tarde concebí un curso de yoga para niños con dificultades de aprendizaje. Descubrí, con ayuda de otros profesores, que muy a menudo lo que impide a muchos de estos alumnos a mejorar sus hábitos de aprendizaje es un problema de autoestima. El yoga ofrece a los niños muchas oportunidades de sentirse satisfechos consigo mismos. Con ayuda de su profesor o profesora, los niños pueden observar los progresos en su postura, su capacidad de equilibrio y concentración y su flexibilidad. Eso nos demuestra que la práctica de yoga a temprana edad les proporciona una base sólida sobre la que seguir construyendo, un marco en el que aprender a moverse con confianza, seguridad y buenos resultados en este mundo que no para de cambiar.


Poseo un Master en Pedagogía y la Acreditación Docente del Estado de California, con la especialidad de Educación Multicultural. Enseño yoga a niños desde 1996. Soy profesora diplomada de Kundalini Yoga y practica el método de sanación Sat Nam Rasayan. Desde mi regreso a España en 2001, he dado clases de yoga a niños de 4 a 13 años, así como clases para hijos y padres conjuntamente. También ha concebido y puesto en práctica un curso llamado “Inglés en movimiento” con el que enseña este idioma a través del yoga.